Supiro para no ahogarme. . .

Haces 10 meses estaba sentada en el mismo sitio leyendo las terribles noticias que indicaban los saldos de fallecidos resultados de protestas contra este gobierno, era un cóctel de sentimientos, rabia, tristeza, miedo, dolor, debajo una gota de esperanza que la cubría otra más grande de sentimiento de realidad que me decía que todo estaba pasando en vano, llamarlo negatividad sería mentirse, no hay que hacerse el ciego, aquí no queda nada, me da miedo pensar que lo que resta del mundo sea igual o peor, según lo que diferencia un animal de un humano es que este razona no se lleva por instinto, no sé si saltar por encima a un muerto como si fuera un charco, la complicidad de tanta maldad sea razonar, cada vez estoy más convencida de que la mejor inversión: económica, de tiempo, de amor y esperanza debe ser entregada a los animales y plantas, desgarra también hacerse la indiferente a la indiferencia, la frase de que como se han perdido valores en la sociedad no creo que sea verdad, la historia no me ayuda, creo que jamás existieron, los únicos valores que si son el absoluto y relativo.
Seguimos corriendo atrás de intereses propios, que al final no sabemos ni cuales son, una competencia obtusa que no lleva a nada bueno, que no veo para nada evolución.
Tengo mi espacio con tornados y huracanes de tantos suspiros, cada día se amortiza de manera creciente mis ganas de apostar a la sociedad humana. Es terrible lo que uno se encuentra allá afuera.
Hace 10 meses y hoy sigo torturándome leyendo todo lo que pasó, tanto para nada.

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